Daniel 3:8-12

¿Ha sido usted acusado? ¿Se cree justificado (inocente) o condenado? ¿Por qué? 

Daniel 3:8-12

"Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: "

"Rey, para siempre vive! Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo."

"Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado"




Si usted ha comparado el original arameo con la traducción de Reina Valera, pudo ver que la versión al español es muy buena. Un par de detalles lingüísticos no estarían de más, sin embargo. "Acusaron maliciosamente" es la traducción de "akhálu kartsehón" que significa literalmente "comieron las piezas [de carne] de ellos" (casi la misma expresión que usa en hebreo el rey David en el Salmo 27:2) Tanto en arameo como en hebreo se usa como una forma equivalente al español "despellejar a alguien" (difamar, hablar mal de alguien) Cuando comienzan a difamar a los judíos, los babilonios dicen - según RV - "oh rey, no te han respetado", traducción de "lo sámu aláyik malká teém" que también puede decirse "no han obedecido tu edicto real". Cualquiera que sea la forma de traducir, estamos en presencia de una ACUSACIÓN contra los JUDÍOS, llevada ante el rey Nabucodonosor por caldeos o babilonios que probablemente envidiaban la promoción que los judíos habían recibido. 

Antes de entrar en materia, repasemos lo que está ocurriendo desde el principio del capítulo. El rey ha mandado a levantar una estatua de oro de 60 x 6 codos, ha llamado a funcionarios de todas las esferas de gobierno y les ha ordenado postrarse y adorar la estuatua, mientras escuchan la música de la inauguración. En el mensaje anterior vimos que esto se llama "idolatría". Los judíos se niegan a participar en esta idolatría (no se lee literalmente en el relato, pero se sobreentiende cuando se leen las conversaciones del rey con ellos y con los caldeos)

¿Por qué se negaron Ananías, Misael y Azarías a adorar la imagen de oro? 

Observe que recalcamos sus nombres judíos porque ellos eran judíos cuando llegaron a Babilonia y lo siguieron siendo durante toda su vida, aunque los trataron de convertir en caldeos, en parte cambiándole los nombres. Se llama "judíos" a las personas del pueblo de Israel. Y este "Israel", que actualmente es el nombre de una nación, fue inicialmente el de una persona, el hijo de Isaac y nieto de Abraham, cuya historia leemos en el libro de Génesis desde el capítulo 25 en adelante. 

Pero el hijo de Isaac y nieto de Abraham no se llamó siempre Israel. Su nombre recibido al nacer fue Jacob, que significa "suplantador" o "el que toma por el calcañar" (nació como gemelo de su hermano Esaú, y asiendo al hermano por el calcañar) Varios incidentes de su vida muestran su carácter tramposo y engañador. Aprovechó que su hermano venía hambriento para hacerse con la primogenitura ”por un plato de lentejas” (Gn 25:29-34), engañó a su padre para recibir la bendición de primogénito (Gn 27;1-46) y usó de trucos para enriquecerse, cambiando a su favor los rebaños de su tío Labán (Gn 30:39-43)

Jacob es un excelente ejemplo de lo que Dios hace con los imperfectos seres humanos. Pese a sus humanas faltas, la elección y llamado de Dios se mantuvo firme a lo largo de toda su vida, y fueron para él motivo de fe y de obediencia al Dios de su padre Isaac y su abuelo Abraham. Desde Gn 28:10-19, en que Dios se le revela en un sueño, renovando con él el pacto que prometió a sus antepasados, pasando por los altares que levantó y los votos que hizo (Gn 28:18, 20-22; Gn 33:16-20) y hasta la profecía final con que bendijo a sus hijos antes de morir (Gn 49:1-28), la vida de Jacob fue cambiada a través de su relación con Dios y de la fe que esta relación le dio. Aquel que comenzó siendo un ”suplantador” y tramposo terminó siendo un profeta y hombre de Dios, quien le cambió el nombre a "Israel" ("Dios lucha", o "Dios prevalece") porque "había luchado con Dios y con los hombres, y había vencido".

Observe que Dios cambió a Jacob. Él lo "justificó", convirtiéndolo de tramposo a profeta. La familia de Jacob que entró a Egipto en el libro de Génesis, salió de allí como un pueblo numeroso en el libro de Éxodo. Y este pueblo recibió de Moisés la ley de Dios para guiar sus vidas y para justificarlos cuando pecaran, mediante un sistema de sacrificios. La justificación de ellos estaba condicionada a ser fieles a su Dios, evitando caer en idolatría o arrepintiéndose si hubieran caído, volviendo a su Dios. 

Quizá se pregunte usted, y ¿qué relación hay entre la necesidad de justificación de Sadrac, Mesac y Abed-nego con nosotros? ¿Quién nos está acusando?

Aquellos jóvenes judíos tuvieron que enfrentar la acusación de los caldeos y la ira del rey Nabucodonosor. Recuerde que lo que sucede en el mundo visible es un reflejo de un mundo espiritual. Las Escrituras muestran que vivimos espiritualmente en un "juicio" constante. Estamos pensando, hablando y actuando en todo momento, "bien" o "mal". "Bien" y "mal" están entre comillas, no porque no sean reales y absolutos, sino porque se nos confunde para que sean "relativos" y para que sintamos "condenación". Satanás trata de mostrarnos que lo que estamos haciendo "bien" es "mal" - o viceversa. Como hizo con Eva y luego Adán, así también con los tres varones judíos en Babilonia. Acusando a Dios ante Eva, le hizo pecar - y con ella a Adán - y sentían "condenación" por lo cual huyeron de Dios. No obstante, la acusación contra los amigos de Daniel no tuvo el mismo éxito. Allí Satanás perdió el juicio. 

¿Quiénes son los protagonistas de este "juicio" interminable? ¿Cómo escapar de la condenación, y ser declarado inocente?

En todo juicio hay - por lo menos - tres juristas profesionales y el acusado (o los acusados) Los juristas son el Juez, el abogado acusador y el abogado defensor. Un abogado quiere demostrar que el acusado es culpable del delito de que se le acusa, el otro lo quiere declarar inocente, y el juez está en medio para dictar la sentencia final. En el relato que estamos viendo, los acusadores eran los caldeos; el juez, Nabucodonosor; y el abogado defensor... esperemos a llegar a este punto, así que, ¡siga leyendo! En un sentido universal, la Palabra de Dios nos muestra a Dios como Juez Supremo del Universo (Génesis 18:25; Salmos 50:6; Isaías 33:22; Daniel 7:10, 26; Hebreos 12:23) a Satanás como acusador (Apocalipsis 12:10) y a Nuestro Señor Jesucristo como Abogado Defensor (1 Juan 2:1-2) 

¿Le sucede que le acusan y le hacen sentir mal, haciendo usted lo bueno? La fuente de esta conducta es Satanás. El maligno fue quien usó a los caldeos para acusar ante el rey a los que estaban haciendo bien (negándose a participar en idolatría) Así usará a cualquier tipo de persona injusta para que usted se sienta condenado, o pondrá en su corazón un espíritu de confusión para que no pueda discernir el bien y el mal (con el resultado de sentirse mal haciendo el bien, o viceversa, y de que sienta condenación cuando evalúa sus actos) 

¿Cómo escapar de esta condenación? 

Lea Apocalipsis 12:10-11

"Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche"

"Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte"

Este texto nos garantiza la victoria sobre el acusador:

1) No se rinda. Dios premia el bien y castiga el mal, y las autoridades civiles - puestas por Dios - están para hacer lo mismo. Si le están acusando por hacer el bien, no importa con qué autoridad lo hagan, esta "autoridad" es satánica.

2) No se justifique. El diablo tiene más experiencia que nosotros y no hay modo de convencerlo con argumentos (él sabe que está confundiéndonos para que hagamos mal)

3) Observe Ap 12:11. La sangre de Cristo, derramada en la cruz del Calvario, tiene poder para hacernos justos ante Dios. Así también la Palabra de nuestro testimonio (no de justificarnos, sino de declararnos pertenecientes a Él, confesar nuestra fe) Por último, confíe en Dios. La fe actúa para el que la pone en práctica. Dios justificará al que no se justifica a sí mismo, sino que hace el bien y espera en Él y de Él el reconocimiento de este bien. 

Si aún no ha recibido a Cristo como Señor y Salvador, déjeme decirle que la condenación es real y verdadera, no sólo para su alma en esta tierra, que puede vivir en pecado por la ignorancia o la confusión acerca del bien y el mal, sino en la eternidad. Así como Ananías, Misael y Azarías tuvieron un "abogado defensor" que los libró de la muerte, sus hermanos de Apocalipsis 12 vencieron al "acusador que los acusaba de día y de noche" confiando en Cristo. Todo aquel que recibe a Cristo es participante de Su justicia, porque Su sangre fue derramada en la cruz del Calvario para hacernos justos. Recuerde al hombre Jacob, un tramposo de naturaleza, que fue hecho un santo profeta por Dios. Como el Señor le justificó a él, quiere hacerlo con todos sus hijos. ¡Reciba a Cristo, y escape de la condenación! 

Que el Señor le bendiga

En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS. ¡Cristo viene pronto!

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