Daniel 3:19-20

Daniel 3:19-20

"Entonces se aplacó de repente el enojo de Nabucodonosor. Sus ojos brillaron con admiración, por causa de las palabras con las cuales aquellos esclavos defendían a su Dios y por la determinación que veía en ellos de morir antes que servir a otros dioses. A medida de que un creciente sentimiento de humildad le embargaba, y de que comenzaba de algún modo a comprender su propia pequeñez humana delante de la presencia del Dios Todopoderoso, Creador del cielo y la tierra y de todo lo que en ellos hay, su interés por conocer a este gran Dios crecía. Pidió perdón a los judíos por la forma en que los había amenazado y les rogó que le hablaran de este Dios de ellos..."

¿Cómo? ¿No continúa así la narración en su Biblia?

No. En la mía tampoco. Pero no se preocupe, era sólo una variante que no está en ninguna parte, pero que pudo haber ocurrido si Nabucodonosor hubiese sido más humilde. Su orgullo y su ira no le dejaron ver en aquellos esclavos la fe poderosa que el Espíritu Santo les había dado a través de su relación con Dios y su conocimiento de las Escrituras. El rey creyó que trataba con unos simples esclavos insubordinados, y en lugar de arrepentirse del pecado que estaba cometiendo - llevando a toda la nación a un acto de idolatría - mandó a matar a los únicos que le mostraban que estaba pecando. Observe la traducción al español de la Biblia Reina Valera - muy buena si compara con el arameo original - de lo que ocurrió en realidad:

Daniel 3:19-20

"Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo"




Vivimos en un mundo que anda de prisa. Aún recuerdo mi primer alquiler en Suecia, una cabaña en el campo en la hermosa isla de Adelsö, a unas dos horas de viaje de Estocolmo. Teníamos un precioso ómnibus que pasaba para llevarnos a la estación del tren del metro, que a su vez nos llevaba a Estocolmo. En aquellos tiempos podíamos tomar aquel ómnibus... cinco veces al día. No crea que es tan escaso el transporte público sueco. Esto es típico para zonas rurales apartadas, en que viven muy pocas personas que además tienen vehículos propios (ciertamente no se establece una línea para que los ómnibus circulen vacíos)

Pero hablábamos de que el mundo anda de prisa. En muchas paradas de ómnibus de Estocolmo, la situación es totalmente contraria a la de mi isla, y llega un ómnibus cada dos o tres minutos. Y en las horas de más movimiento, vienen casi siempre llenos de personas que van o vienen de sus trabajos. Si usted vive en una capital u otra ciudad de muchos habitantes, experimentará probablemente la misma situación. Hemos llegado a un tiempo en que andamos siempre apurados. En medio de nuestro ajetreo, hemos buscado formas de "acortar el tiempo". Recuerdo aquellos potajes de frijoles deliciosos que hacía mi madre y que se tomaban horas para estar listos. En la actualidad, pocas recetas de lo que yo preparo se toma más de media hora (y la mayoría es "comida rápida", aún más rápida) Nos sentamos en la PC, buscamos algo en Google y aparecen 10 000 sitios en unos pocos segundos. Preparamos sopas instantáneas, purés de papa instantáneos, café instantáneo...

Pero la fe en Dios no es algo que siempre opera de modo "instantáneo". Uno de los motivos es el que vimos anteriormente: los impíos no siempre son detenidos por las palabras de los creyentes, o inspirados a buscar de Dios, sino que se empeñan en seguir en su propia opinión y rechazan la verdad. El caso que estamos viendo es un extremo; la declaración de fe que han hecho los amigos de Daniel, en lugar de cambiar al rey, le llenó de ira y ordenó la muerte de ellos.

No obstante, el hecho de que algo se tome su tiempo no quiere decir que será menos cierto. Esta tierra en que vivimos le tomó a Dios probablemente millones de años; la mayoría de nosotros le tomamos nueve meses; la "primavera árabe"... bueno, no sabemos aún el tiempo que le tomará, ni los resultados que tendrá. Si usted está en el camino de la fe, recuerde la definición de "fe" en Hebreos 11:1, "Es pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convición de lo que no se ve". Esta definición implica "esperar". ¿Ha observado usted los ejemplos que nos han dejado los creyentes de gran fe?

El llamado "padre de la fe", el patriarca Abraham, esperó muchos años - siendo tanto él como Sara ya ancianos - para ver la promesa de Dios de tener un descendiente. Su bisnieto José esperó muchos años - gran parte de ellos en la cárcel, habiendo sido vendido por sus hermanos e injustamente acusado por una mujer egipcia - para ver cumplidos los sueños con que Dios le había mostrado su futura posición de autoridad. El joven David - que tuvo oportunidad de matar al rey Saúl al menos dos veces - esperó la muerte del rey legítimo para acceder al trono, habiendo sido ungido por el profeta Samuel y sabiéndose elegido como sucesor. José, el esposo de María, esperó hasta que recibió una revelación angélica del por qué su prometida virgen, a la cual él no había desposado, estaba embarazada (un pecado de muerte por el cual debía haberla dejado) Los discípulos en el aposento alto - en el libro de Hechos, capítulos 1 y 2 - se mantuvieron orando y esperaron por la llegada del Espíritu Santo prometido.

Y la espera no es nada "pasiva". Los discípulos del Señor que oraban por la llegada del Espíritu pudieron enfriarse y desistir tras varios días sin resultado. José el esposo de María estaba siendo tentado a dejarla. El que llegaría a ser rey, David, era perseguido a muerte por Saúl, y aún así le perdonó la vida al menos en dos ocasiones, poniendo la suya propia en peligro. José el hijo de Israel pasó como esclavo muchos años de pruebas en Egipto antes de llegar a ser un ministro de Faraón, y Abraham siguió el consejo de Sara y tuvo un hijo con su esclava egipcia, el cual se llamó Ismael, pero que no era el prometido por Dios y que más bien le fue de tropiezo en su familia cuando nació Isaac, el hijo de la promesa, y aún antes, ocasionando rivalidad de la esclava contra su esposa legítima.

Si algo nos muestran los ejemplos de los creyentes es que la fe no es una "varita mágica". Quizás haya leído esas historias fantásticas para niños en las cuales hay un hada con una varita con la cual toca a alguien y le convierte en sapo en un instante. La fe no tiene nada que ver con esto. No crea tampoco que la fe es un "shortcut" o el icono de acceso directo que echa a andar el programa "bendiciones" en la "PC" de su existencia. El camino de fe le lleva a situaciones en que su "PC" se congela (y deja de hacer lo que es de fe, porque no ve resultados) o se llena de virus (comenzamos a hacer cosas que no son de fe, para buscar los resultados de cualquier modo)

La fe no nos fue dada para que estemos exentos de problemas y pruebas. El Señor no nos prometió nunca esto. Pero sí nos prometió estar con nosotros en medio de estas pruebas, y nos prometió darnos su Espíritu Santo, el único capaz de "reiniciar su PC congelada" y de mostrarle los "virus" que están estorbando su vida y cómo librarse de ellos. Los amigos de Daniel vieron como respuesta a su declaración de fe la ejecución de la amenza de muerte. Pero esto no les hizo desistir de su decisión. ¿Está siendo tentado a desistir de alguna decisión que ha tomado por fe? Siga leyendo!

Que el Señor le bendiga

En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS. ¡Cristo viene pronto!

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